"Un libro es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora."
(Proverbio hindú)

viernes, 12 de julio de 2019

Reflexiones (a vida o muerte)

A mí me gusta la vida porque la vida es alegre. La vida es bella, como los colores del arco iris. La vida es azul como el cielo mismo. Es rosa como los sueños que se sueñan. Es verde como la alfombra de la Tierra. Es blanca como la ilusión. Es amarilla y dorada como el oro. Es roja como la pasión. Es buena. La vida es un abanico de colores… que se llama amor. Y yo quiero vivir la vida, y no quiero ‘recetas’ caseras, foráneas y de viejas. Y no quiero ‘Visitas’ indeseables y a deshoras que se llevan a las MamasNanas buenas.

La vida es como el Verano, blanca y luminosa. Los días son largos larguísimos, y la gente está feliz y van de un lado para otro. En verano jugamos más los niños y los mozos, y hay muchas frutas. Y mozas. Me gustan mucho las dulces y jugosas sandías y melones, y los melocotones y las ciruelas y los albaricoques maduros; ah, y las peritas en su punto. En verano se comen muchas cosas buenas, y helados. Por eso y más cosas, a mí me gusta la vida, pero… ¿qué sé yo de la vida? Sólo vivir y comer; comer y vivir. Si eso es vivir… yo vivo mejor que nadie. Yo respiro la vida.
Y os lo digo otra vez y lo vuelvo a decir, que no me gusta la muerte, aunque algunos dicen que hay belleza en la muerte y hay arte. Pero a mí no me gustan esa belleza ni ese arte. ¡Los vomito! ¡Los abomino!

La muerte es negra, como el Invierno. En el invierno hace frío y no hay pajarillos. El Invierno está triste sin pajarillos. Los días son cortos y todos los niños están en sus casas. No hay nadie por la calle. El Invierno es negro y feo, y la muerte siempre aparece vinculada y asociada con el color negro, y entonces la muerte es amante del invierno. He visto muchas veces la Muerte representada en dibujos y aparece como una “Señora” alta y delgada, y hasta elegante. Algo encorvada y con un sayón largo y negro y una gran horquilla en la mano derecha. En la túnica que la viste y la casulla que le cubre la cabeza no se ve cara algunas, y sin embargo parece querer reírse, aunque se toma muy en serio su función y quehacer diarios, pues el “negocio” va viento en popa. Esta “Mujer” resulta horrible, acorde con su representación, o lo que representa. Pero… ¡un momento! La ‘Aparición’ que se presentó esta noche en mi cuarto iba vestida de color blanco, ¿cómo podía ser eso? ¿Era o no era la Muerte? Porque los colores blanco y negro no casan. Pero… ¡un momento! ¿No será que acaso se casa la Muerte con los muertos? ¿Y no será un rapto de sensibilidad de parte de la Muerte? Estaría bien que la Muerte celebrara sus desposorios con los muertos adornándose de blanco inmaculado en esta ocasión tan feliz y significativa. Lista y responsable y exquisita la Muerte. Sí señor. Pero a mí no me gusta la Muerte ni de blanco ni de negro. ¡No Señor! Y como la pille se va a enterar. Palabra que la mato. Quizá me den el premio Nobel, a la nobleza. Estas son buenas “Reflexiones”.

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